Gracias SEÑOR, por haberme elegido para ser jugador de béisbol.
Gracias SEÑOR, porque me dejas amar el Rey de los Deportes.
Te doy las gracias SEÑOR, porque al permitirme jugar este gran deporte, lo disfruto y me mantengo alejado de todo aquello que daña mi cuerpo y mi mente.
Hoy te pido SEÑOR, me permitas realizar las mejores jugadas: Conectar los mejores batazos, producir y anotar carreras, realizar con eficiencia mi labor defensiva; en fin, ser un auténtico jugador de béisbol.
Pero también te pido que no me abandones en las jugadas difíciles y peligrosas.
Ayúdame a ser siempre respetuoso de las leyes del juego, a ser caballeroso con mis oponentes y a tener constantemente una palabra de ánimo para mis compañeros.
Y por último te pido SEÑOR, que gane o pierda, mantenga en alto el espíritu deportivo y el deseo de ser mejor jugador cada día…
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